La psicología detrás de los tatuajes: ¿Por qué decidimos marcarnos para siempre?

via ABC.es – https://bit.ly/3bNNArH

Llega el calor y desterramos chaquetas, bufandas y pantalones largos, que sustituimos por camisetas de tirantes, bermudas y gafas de sol. Salen de las madrigueras las pecas que surgen con los primeros rayos de sol y, en los todavía poco bronceados brazos y piernas, vemos tatuajes. Estas marcas especiales, que muchos llevan, no ven la luz bajo los jerseys del invierno, pero se pasean y lucen durante los meses estivales.

Si hace apenas unas décadas los tatuajes eran una algo excepcional, ahora están más que normalizados; cada vez son más los que deciden grabar recuerdos en su piel. «Hay dos motivos por los que las personas pueden hacerse un tatuaje, uno de ellos es subrayar la propia identidad y el otro inmortalizar momentos, tanto los que fueron felices como aquellos que nos han dejado una herida psicológica», explica la psicóloga Sheila Estévez Vallejo.

Aun así, la psicóloga Lara Pacheco, de Cenit Psicólogos, apunta que «las motivaciones por las que alguien decide hacerse un tatuaje, estando en 2020, son tan amplias como personas existen». Explica la profesional que, en muchos casos, es más frecuente que las mujeres se hagan tatuajes, en busca del enriquecimiento estético del propio cuerpo, mientras que los hombres suelen hacerlo movidos por la pertenencia a un grupo social.

Fotografiar los recuerdos en nuestra piel

Sheila Estévez Vallejo comenta que tal vez lo que nos mueva para tatuarnos sea querer, de alguna manera, «fotografiar» un recuerdo en nuestra piel. Asimismo, explica que uno de sus grandes atractivos es que puede hacernos «sentirnos únicos, autodefinirnos, diferentes, o que nos puede ayudar a enmarcar un rasgo de personalidad, una creencia o unos valores». «Otro motivo por el que decidimos tatuarnos es como respuesta a un daño emocional vivido; el tatuaje es parte de aceptación de ese daño y resultado del proceso de resiliencia o de superación», apunta.

Aunque en un primer lugar pueda parecer que las personas más extrovertidas y atrevidas tengan más predisposición a tatuarse, Lara Pacheco asegura que hay «pocos rasgos de personalidad que destaquen entre las personas que se tatúan». «Si lo generalizamos, podríamos decir que la característica común más importante es la búsqueda de un sentido de ‘unicidad’, el ser único u original», comenta la psicóloga. Pero, los tatuajes pueden incluso servir como herramienta de expresión para aquellas personas más tímidas. «Hay personas que prefieren poder autodefinirse sin tener que mediar palabra, sobre todo las más introvertidas o tímidas, y gracias a los tatuajes pueden hacerlo», apunta Sheila Estévez Vallejo.

Expresarnos sin hablar

También, en primera instancia puede parecer que hay gran distancia entre las personas que se tatúan por estética y los que lo hacen buscando marcar en su piel algo importante para ellos. «La decisión de realizarse un tatuaje es significativa incluso si es para embellecer el cuerpo. De hecho, en la cultura en la que el aspecto físico y la imagen son especialmente importantes, el hecho de decidir tatuarse solo para hacer más estética alguna parte de nuestro cuerpo puede ser tan significativo como hacerlo para marcar un acontecimiento vital relevante», explica Lara Pacheco. Continúa y dice que, en ambos casos, el «uso» que se da al tatuaje es similar. En el caso de que simbolice algo relacionado con nuestra vida, reafirmamos el mensaje que queremos transmitir; si es por estética, podemos aplicar el mismo argumento, aunque el mensaje sea demostrar que son motivos con los que son sentimos identificados estéticamente.

Podríamos pensar que la lógica indica que las personas más inseguras, o con más dificultades para tomar decisiones, sean menos propensas a realizarse un tatuaje. Sin embargo, la psicóloga Lara Pacheco comenta que no tiene porqué ser así, ya que las personas con estos rasgos de personalidad normalmente sienten estas circunstancias en áreas de su vida muy marcadas. «Por ejemplo, se puede ser muy inseguro en las relaciones de pareja, pero muy poco en su el trabajo, o al revés… En general, una persona con cierta inseguridad puede sentirse seguro para tomar la decisión de tatuarse, incluso puede tener tendencia a ello como reafirmación de sí misma», explica Lara Pacheco. Si miramos los datos generales recogidos en distintas encuestas y estudios, observaremos que las personas que han decidido realizarse un tatuaje, en su gran mayoría, no se arrepienten de la decisión y, las personas que deciden borrarlos son muy pocas, en comparación.

Un acto de intimidad

Después de tomar la decisión de hacernos un tatuaje, llega otra elección complicada: elegir en lugar del cuerpo en que lo vamos a realizar, ya que podemos concebir este símbolo estético como algo íntimo o algo para ser mostrado. «Quienes se decantan por realizarlo en lugares visibles, como los brazos o las piernas, suelen querer lucirlos a modo de ‘joya’ o como algo que les identifica, que forma parte de la autoimagen y del mensaje que quiere que reciban los demás», dice Sheila Estévez Vallejo. Añade Lara Pacheco que la elección también puede depender de factores como la profesión de la persona, el dolor que crea que va sentir en una zona u otra, o simplemente el motivo estético de cómo quedará el tatuaje en cada lugar. «Si nos referimos a partes muy expuestas y poco habitualmente tatuadas, como las manos, el cuello y la cara, quizá sí que podamos decir que la persona que lo hace en estas zonas está más motivada a mandar un mensaje a los demás, más que solo a sí misma», apunta la profesional.

Por último, los tatuajes, en cierto modo, pueden ser considerados por algunas personas como un recurso terapéutico. «Es una de las funciones que más se han estudiado. Hay ejemplos muy obvios, como los tatuajes que se realizan para disimular cicatrices, o para realzar el cuerpo estéticamente tras una mastectomía», asegura Lara Pacheco. De igual forma, la profesional explica que se ha comprobado que un tatuaje puede ser una reafirmación tras superar un periodo difícil. «Como ya hemos comentado, respecto a las motivaciones para hacerse un tatuaje, en ciertas ocasiones se puede asumir como símbolo de haber superado algo, de haber pasado por un cambio significativo en la vida o como reafirmación de valores personales», concluye la profesional.

¿Por qué elegimos una zona u otra para hacernos un tatuaje?

Aunque la elección de la zona en la que realizar un tatuaje depende de muchos factores (estética, intimidad, miedo al dolor…), explica la psicóloga Sheila Estévez Vallejo que, según la medicina tradicional china, cada zona del cuerpo tiene un significado a nivel «energético». Comenta la psicóloga que según esto, una persona que es diestra vincula la zona derecha de todo su cuerpo a la parte social, la laboral, y la de las metas de futuro. La zona izquierda sería la parte familiar, íntima y de pareja, que coincide con donde tenemos localizado el corazón.

Asimismo, una tendencia que puede darse a la hora de elegir dónde hacernos tatuajes, es la influencia que tiene el primero que nos hagamos, ya que este marcará la tendencia. «El primero será ese en el que más nos fijaremos; en qué zona y en qué lado lo tenemos, determinará el resto, ya que no solemos repetir lugar o zona», dice la psicóloga.

Explica que, en general, la zona de la espalda y los hombros está asociada a aguantar un peso, a las obligaciones a nuestras cargas, mientras que la zona de los brazos es donde se visualizan las metas o los objetivos que se quieren conseguir. «Las manos suelen ser donde se muestra el poder y el dominio», apunta. Para terminar, explica que el pecho es la zona en la que se sienten las emociones, tanto las intensamente positivas, como las tristes, como son los duelos o las situaciones de dolor emocional.

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